JOYERÍA GONZÁLEZ LARRAURI

ARBELAITZ & MINÜK & PERFUMERÍA LUIS DÍAZ

Joyería González Larrauri
   Calle Urbieta, 2. Donostia-San Sebastián
  943 427 121
  joyeria@gonzalezlarrauri.net
  www.gonzalezlarrauri.net

¿Qué es lo que da vida a una ciudad? Por supuesto que sus gentes… sus historias, sus encuentros, sus saludos, sus alegrías, sus penas… Pero, ¿y sus comercios?, grandes o pequeños, marcan día a día el dinamismo de sus habitantes y, en gran medida, forman parte de la personalidad de cada ciudad. Pero no lo olvidemos, detrás de cada comercio también hay personas con su propia historia labrada con ilusión y esfuerzo.

Nuestro reportaje de hoy se sumerge en la historia de un precioso comercio que lleva años siendo todo un referente en joyería. Es la historia de González Larrauri, ubicada en la calle Urbieta 2 de San Sebastián y cuyas puertas llevan abiertas más de 50 años, ¡¡se dice pronto!! Y es la historia de cuatro generaciones, que con su ilusión y su tesón, han hecho posible que este establecimiento lleve tantísimos años “brillando” con luz propia.

Nos citamos con los hermanos Esteban y Virginia González Bastida, y también con Ane Del Hoyo, la hija de Virginia. Son ellos los que nos mostrarán su preciosa joyería y relojería, y quienes nos contarán su bonita historia.

Colaboradores: Arbelaitz, MinükPerfumería Luis Díaz (maquillaje).

Entrevista: Gemma Garbizu
Fotografía: Fernando Cortés
Grabación de vídeo: Nerea Herrero
Coordinación y estilismos: Laura Manjarrés
Edición y postproducción: Filtro Creativo

Entramos en González Larrauri y descubrimos un elegante y acogedor espacio donde las joyas y los relojes relucen en todo su esplendor para ser mostrados a los clientes. Son clientes de San Sebastián, pero también de otras localidades de Gipuzkoa e incluso de otras ciudades de España y también del extranjero. Y es que ser todo un referente en Joyería hace que muchas personas les conozcan, les aprecien, y cuando vienen a esta ciudad les visiten. Algo que a esta familia le llena de satisfacción.

Hola Virginia… me imagino que una historia que se remonta a 1923 estará llena de recuerdos.

La de años que han pasado, sí. Recuerdo perfectamente a nuestros abuelos, Leoncio y Asunción, en la Relojería Suiza que abrieron en el año 1923. Mi abuelo era relojero y se instaló en un almacén de material de relojería. Le ayudaban mi abuela y varios empleados. Era una relojería bastante grande, también tenía taller y, en ella, también trabajaron algunos años mis padres. Posteriormente mi abuelo falleció y mi abuela estuvo algunos más con el negocio hasta que en el año 89 decidió cerrarla.

Pero para entonces ya existía la joyería González Larrauri en la calle Urbieta, ¿no?

Efectivamente, mis padres se animaron a abrir este comercio en 1966. En sus inicios, junto con mis padres estuvieron mis tíos; mi tía era la hermana de mi padre, pero con el tiempo decidió no seguir en el negocio y dedicarse a su familia.

¿Y en esos tiempos qué prevalecía más, la joyería o la relojería?

Aunque mi padre también era relojero como mi abuelo, él tuvo claro que este establecimiento estaría más orientado a la joyería. Tanto él como mi madre pensaban que el sector de las joyas tenía más recorrido. Por aquel entonces se empezaban a ver unas casas italianas de diseños que eran muy innovadores para la época. Mi madre, al igual que mi abuela, había sido modista y había vivido varios años en París. Tenía mucho gusto y mucha visión para el diseño, y formó un tándem estupendo junto con mi padre.

Me imagino que los comienzos no fueron nada fáciles…

Fue una época complicada. La joyería-relojería estaba rodeada de comercios de la competencia. ¡Muchos estaban en las calles cercanas! Pero con mucho trabajo y, claro está, con bastante acierto en sus elecciones, fueron saliendo adelante y poco a poco nuestro comercio fue siendo más reconocido, ganándose el apoyo de una clientela que confiaba en ellos para adquirir esa joya o ese reloj especial.

Ahora, los escaparates de González Larrauri muestran una amplísima variedad de diseños…una maravilla en colores y formas… pero en esos tiempos ¿había tanta oferta?

No, claro que no. La joyería es un saco sin fondo, requiere de una gran inversión que se consigue con muchos años de esfuerzo. Pero mis padres fueron unos grandes visionarios, fueron adquiriendo unas líneas de joyería muy modernas y diferentes, resultaban muy atractivas. La verdad es que tenían mucho gusto para elegir piezas de joyería que resultaban de lo más especiales para la época. Y se compenetraban a la perfección: aunque viesen los muestrarios por separado, ¡solían elegir lo mismo!, era curioso. Asistían a casi todas las ferias internacionales, recorrían muchísimos kilómetros en coche y cerraban la tienda para poder ausentarse.

O sea que eran muy dinámicos…

Mucho, y muy trabajadores. También recuerdo a mi padre yendo los domingos a la tienda. En esa época los escaparates de las joyerías también se ponían en días de fiesta, así que antes de irnos de excursión mi padre iba a montar los escaparates… y al caer el sol volvía a la tienda para quitarlos. A nosotros también nos involucraban con responsabilidades… siendo estudiantes, mis hermanos y yo solíamos ir a la tienda de vez en cuando a echar una mano, por ejemplo, cuando las empleadas cogían vacaciones, pero teníamos nuestra recompensa, eran muy generosos.

Pero el local de ahora es más grande que el de los inicios, ¿no?

Así es, coincidiendo con el cierre de la relojería de Gros, mis padres ampliaron el local adquiriendo el local adyacente. Pero no hicieron una gran reforma, no sabían seguro si les iría bien. Eso sí, era impensable llenar un espacio tan grande solo con relojes y piezas de joyería. A mis padres también les apasionaba el mundo de la decoración y por eso decidieron adquirir también ciertos artículos de regalo como lámparas de Tiffanys, relojes antiguos, jarrones muy especiales o esculturas de bronce. Además de estar a la venta, estas piezas decoraban los escaparates y les daban un toque muy personal. Todas ellas eran piezas que mis padres habían elegido con mucha ilusión, no había ni un solo objeto que no les gustara para su propia casa.

Cuéntame Virginia: ¿tú también has tenido desde joven vocación por este sector?

Qué va, si yo estudié la carrera de Químicas. Me dedicaba a dar clases y la verdad es que me defendía bien, pero mi madre no perdía la esperanza de que continuase con el negocio familiar. A mí la tienda me gustaba, solía ir a ayudar siempre que me necesitaban, pero nunca pensé en dedicarme a ello de forma profesional…y mira por dónde… ahora es un mundo que me encanta. Posteriormente, estando ya en la tienda, me saqué la carrera de gemología.

Y tú Esteban, dime que la joyería o la relojería ha sido tu vocación desde niño y que ¡¡arreglabas relojes de juguete!!

Frío no, helado (risas). Yo estudié derecho y ejercí varios años, aunque si te digo la verdad no era un sector que me apasionaba. Tenía muchas cosas buenas pero algunas no tanto. Se dio la circunstancia de que mi padre se jubiló y Virginia se vio un tanto desbordada con una trastienda de mucho papeleo y gestiones. Así que me pidió que la ayudase en el negocio, y me lancé a ello.

¡¡Ane!!, dime que tú estudiaste Gemología, ¿es así no?

Pues no, yo tampoco… yo hice la carrera de administración de empresas y derecho en Deusto, pero también por casualidades de la vida, acabé trabajando en la tienda, y estoy muy contenta y aprendiendo muchísimo. Al finalizar la carrera me cogieron para hacer unas prácticas en una empresa de Bilbao, pero yo juego a balonmano y me lesioné. No podía ir a Bilbao en autobús y no tenía quien me llevara así que la situación fue bastante frustrante. Entonces mi madre me dijo que sería bueno que fuera a la tienda a echar un cable.

Y ya llevas unos cuantos cables echados…

¡¡Sí!! (Ane se ríe), aquí sigo después de tres años, empapándome mucho de un sector que me gusta. Además, a mí me encanta estar en contacto con la gente. Yo por mi edad y por mi estilo bastante informal no soy mucho de ponerme joyas pero me gustan mucho para ocasiones especiales. Algunas son muy fáciles de llevar y, por supuesto, me encanta llevarlas.

Vamos a centrarnos en el estilo de González Larrauri… Dime Virginia ¿Cómo lo definiríais?

Yo soy una persona a la que le tiene que “llegar” el producto independientemente de su marca. Por eso creo que González Larrauri no es una tienda “marquista”, sino de diseños que realmente me gustan para mí y para mis clientes, piezas que me “dicen mucho” por calidad y diseño. El mundo de la joyería es muy personal y cambiante. Lo que gusta a la gente de Valencia por ejemplo no tiene por qué gustar a la gente de aquí, hay tantas cosas que influyen… el clima, la forma de ser, la forma de vestir…Por eso no comparto la idea de trabajar con marcas fijas independientemente de que sus muestrarios te gusten más o menos.

Pero me imagino que esa filosofía comercial, aunque es mucho más “auténtica y personal”, es más complicada.

Sí que lo es. Pero también es más satisfactoria. Nosotros vamos a muchísimas ferias por el extranjero en busca de esas piezas que nos seducen. Mis padres ya lo hacían por aquel entonces y nos inculcaron la importancia de estar en contacto con el exterior. Algunos diseños son de marca pero otros pueden ser de maravillosos artesanos que descubrimos en muchas ciudades de Europa o incluso en Israel. Tenemos un amplísimo abanico de proveedores, pero somos muy selectivos con lo que escogemos de cada uno. Creo que si nuestro fuerte es la joyería es porque solo vendemos piezas que de verdad nos motivan, nos “llegan al alma” como se suele decir. Piezas que no dudamos en recomendar a nuestros clientes porque a nosotros nos encantan, tanto por su calidad como por su diseño.

Y también tenéis relojes…

Sí por supuesto, también tenemos una amplia gama de relojes y, en este caso, trabajamos con marcas que tienen mucha personalidad.

Y dime, Ane, al igual que tus abuelos: ¿también vosotros estáis muy compenetrados?, ¿coincidís en vuestros gustos?

¡¡Más nos vale!! Porque si comprásemos algo que a mi madre no le gusta no se vende… (Ane le mira a su madre con cara de complicidad). No, ahora en serio. Si que coincidimos en los gustos, nos compenetramos genial, pero es verdad que yo por mi edad puedo dar otra visión que creo que no viene mal. Porque en nuestra joyería también entra gente joven en busca de esas alianzas o ese regalo para un cumpleaños muy especial. Y abarcamos un abanico muy amplio de posibilidades, también para bolsillos no muy grandes por supuesto.

Una curiosidad Esteban… ¿suelen entrar muchos hombres en González Larrauri?

Claro que sí, y les doy todo el mérito a esos hombres que tocan el timbre sin saber lo que se encontrarán detrás de la puerta, porque vienen en busca de un regalo muy especial para un ser querido. Y te diré que la mayoría aciertan en sus elecciones, porque pocas mujeres vienen luego a cambiarlo por otra cosa. Además en muchos casos conocemos a las “afortunadas” y sabemos lo que les gusta y lo que no a la hora de aconsejar a sus maridos o parejas cuando vienen a por ese regalo para ellas.

¿Quiénes son más indecisos, ellas o ellos?

Ellas sin duda, pero a nosotros nos gusta mucho aconsejarles, es lo bonito de nuestro trabajo. Además tenemos algunas clientas que conocemos desde hace muchos años y sabemos lo que les va a su estilo, sus gustos y preferencias.

Además de nuestros protagonistas, en este establecimiento atienden al público dos amables dependientas que llevan muchos años con ellos. Son Pilar y Marijose, quien ya trabajó con la familia en la relojería Suiza de Gros. Hace ya mucho… mucho tiempo…

¿Crees Virginia que la bisutería supone una competencia?

No lo creo, la compra de una joya suele estar asociada a momentos muy especiales: una fecha muy señalada, una celebración muy especial, un acontecimiento memorable…Y es que el joyero de una mujer suele ser “la historia de su vida”. Porque puede tener esa pulsera que le regalaron cuando cumplió los 18, ese anillo que fue su regalo de pedida o esos pendientes que le emocionaron cuando fue madre por poner ejemplos concretos. Y eso es muy emotivo. Las joyas dan alegrías pero también traen maravillosos recuerdos.

¿Crees Virginia que se puede ser abierto a la hora de mezclar joyas?

Claro que sí, eso es lo bonito, siempre que se haga con gusto y gracia, claro. Nosotros cuando fue el boom del oro blanco, seguíamos vendiendo oro amarillo. Y es que, depende del estilo con el que vayas, este material noble puede ser más adecuado para dar el “look” que quieres. Hay joyas que reflejan perfectamente la personalidad de cada uno, dicen mucho de ti, y puedes estar perfecta con ellas aunque vistas con un simple vaquero. O incluso llevando el mismo traje, pero con joyas diferentes según el momento del día, puedes tener un estilo totalmente diferente, bien sea para una comida de trabajo o para una fiesta por la noche. Es la magia de las joyas, que transmiten no solo belleza, sino muchas otras sensaciones.

Y hablando de sensaciones…nosotros sí que nos vamos con la mejor sensación tras haber conocido, tanto vuestra joyería, como a vosotros y vuestra historia. ¡Muchísimas gracias!

MINÜK (LOOK ANE)

• Pantalón negro de piel Samsoe
• Top lencero Samsoe
• Chaqueta punto rosa Samsoe

• Pantalón pana crudo Sessùn
• Jersey punto crudo Sessùn
• Parka color mostaza Sessùn
• Bolso Sessùn

ARBELAITZ MUJER (LOOK VIRGINIA)

• Camisa Pinko
• Abrigo de punto de colores Etro
• Pantalón piel Arbelaitz

• Jersey Anne Claire
• Chaleco piel vuelta Lou Andrea
• Cinturón Etro
• Pantalón piel Arbelaitz
• Bolso negro Moncler

ARBELAITZ HOMBRE (LOOK ESTEBAN)

• Chaquetón marinero Herno
• Camisa azul Hackett
• Pañuelo Hartford
• Tirantes Arbelaitz
• Americana gris cuadros Hackett
• Pañuelo gris Arbelaitz

¡Hasta la siguiente publicación! ¡Estad atentos!

¡Nos vemos!

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