RICARDO VEA, DECORACIÓN E INTERIORISMO

¿Qué tienen en común la moda y el interiorismo? Dicen que mucho y aunque nuestro reportaje no va precisamente de eso, en el caso de nuestro protagonista esta afirmación no está desencaminada. Y es que Ricardo Vea, el interiorista al que vamos a conocer hoy, jugueteó con la moda y aprendió a coser antes de dedicarse a su profesión; pero tenía en su mente otras artes que le llamaban mucho más.

Ricardo Vea, “Richard” como le conoce la mayoría de la gente, es sobre todo un apasionado de la arquitectura… y del interiorismo, campo este último que domina con maestría desde hace más de veinte años. Si ves alguno de sus proyectos, puedes percibir el arte de este gran decorador interiorista a la hora de dar forma a espacios de lo más creativos y sugerentes, logrando que el propio continente, antes de ser vestido con cualquier elemento decorativo, ya diga mucho…

Para este profesional la composición  del espacio es algo que hay que trabajar a fondo con el fin de que sea especial por sí mismo, sin necesidad de aditivos. Hoy nos adentramos en su Show Room, ubicado en Paseo de Martutene 7, y la primera pregunta que nos hacemos es: ¿la entrada es una puerta o un ascensor? Y es que su originalidad nos despista… Así es el “estilo Ricardo Vea” ¿Lo descubrimos?

Ricardo Vea
   Paseo de Martutene, 7. Guipúzcoa.
  943 444 240
  showroom@ricardovea.com
  www.ricardovea.com

Entrevista: Gemma Garbizu
Fotografía: Marian Etxebeste
Grabación de vídeo: Jon Borrego
Coordinación: Laura Manjarrés
Edición y postproducción: Filtro Creativo

MAKING OF

Hola Ricardo, de la moda al interiorismo, porque tú ibas para modisto, ¿no?

Siempre me ha gustado mucho el dibujo y mi familia viene del mundo de la moda. Mi abuela era modista, un tío mío se fue a París para dedicarse al mundo de la moda, y otro de mis tíos es Alberto Vea, un conocido modisto de Madrid. Mis primos también se han dedicado a este campo y a mí me entró el gusanillo, por lo que aprendí a coser así como patronaje y me adentré un poco en este mundillo.

Pero no era tu verdadera vocación…

Mirando para atrás en mi evolución, pienso que mi profesión un tanto frustrada ha sido la arquitectura; siempre ha sido un campo que me ha apasionado y me sigue apasionando. Cuando vi que la moda no era lo que realmente me convencía, me introduje en el campo del interiorismo que también me atraía mucho.

Tu madre ya veía en ti grandes dotes en ese sentido…

Mi madre me suele decir que yo desde pequeñito ya le daba la vuelta al cuarto muy a menudo: cambiaba las cosas de sitio, pintaba las paredes… era bastante salsero (risas). Así que decidí apuntarme a una de las dos academias de decoración de interiores que había en San Sebastián sin saber muy bien lo que me depararía esa experiencia.

Y la experiencia, ¿fue buena?

¡Fue muy buena! Tras los dos primeros años comunes de la carrera te podías especializar en interiorismo, en diseño industrial o en diseño gráfico, y yo tuve claro que quería especializarme en la rama de decoración de interiores.

Pero antes de terminar los estudios, empezaste a trabajar…

Efectivamente, hubo una época en la que la empresa Inchausti Mobiliario hizo un importante cambio en su orientación empresarial; querían contar con un equipo joven de interioristas. Estaban haciendo una selección de personal porque necesitaban reforzar el personal en verano y me preguntaron si me interesaría. Les dije que por supuesto, y empecé a trabajar para ellos.

¿Por qué te ríes tanto cuando lo recuerdas?

En ese momento Inchausti Mobiliario era todo un emblema; era una de las tiendas más importantes de decoración. Recuerdo que estaba en la playa, hacía un calor sofocante y de repente me llamaron diciéndome que fuera a sus oficinas para una entrevista. Me fui en moto, ¡¡con bañador y chancletas!! y cuando crucé la puerta y vi a quien me estaba esperando pensé: “tierra trágame”. En esa época estaba como gerente Jesús de la Cava, menos mal que conocía a mi familia porque me dijo: “tú sí que tienes valor para presentarte así, pero cómo se te ocurre”… en fin, mejor olvidar (Richard, como le llama casi todo el mundo, se ríe al recordarlo.) La presencia no fue la más acertada pero entré en el equipo.

¿Tienes un buen recuerdo de esa época?

Muy buena. Quiero mencionar a Inma Apaolaza que era una de las grandes decoradoras que tenía Inchausti; yo entré para ayudarle dibujando sus proyectos. Pero dibujábamos a rotring; ¡¡madre mía!! También recuerdo durante la carrera pasando noches enteras dibujando a rotring; ¡¡era matador!! Yo seguía estudiando, así que trabajaba en la empresa dos días entre semana además de los sábados. El fin de semana acudía muchísima gente. Yo veía que en ciertos momentos el equipo de venta estaba desbordado y, como no puedo parar quieto, empecé a ayudarles atendiendo…. Empecé a atender y realizar mis propios proyectos y resulta que me quedé cinco años.

Pues debías ser muy bueno atendiendo…

El gerente me comentó que funcionaba muy bien en el departamento de venta y me propuso que siguiéramos colaborando mientras terminase los estudios. Aprendí mucho sobre este campo: lo que pedía el cliente, lo que imperaba en el mercado, las tendencias, el mundo de la decoración… Terminé de darme cuenta que este mundo era lo que me gustaba, ¡lo que me emocionaba!

Me imagino que eras capaz de vender bien un producto porque lo sentías…

Se me daba bien la verdad; me gustaba mucho aprender de mis compañeros, pero con el paso del tiempo empecé a darme cuenta de quería algo más. Parte del equipo queríamos montar en Inchausti una sección dedicada al interiorismo y la reforma para al sector de la vivienda y el comercio; les hice una propuesta pero no cuajó.

Así que decidiste emprender un nuevo camino por tu cuenta…

Decidí emprender mi propio proyecto. Afortunadamente tenía mis contactos y algunos antiguos clientes contactaron conmigo para que les realizara ciertos proyectos. Al comienzo me instalé en mi casa, pero poco a poco el “boca a boca” hizo que me surgieran más trabajos hasta que vi que yo solo no podía con todo y me animé a montar un estudio de interiorismo; trabajaba muchísimas horas y necesitaba ayuda. Quiero mencionar a un gran amigo y un gran carpintero con el que realizo todos mis trabajos, que es Jesús Reboredo, porque gracias a él encontré el local donde estamos ahora.

¿Qué tenía este local para gustarte tanto?

Jesús era uno de los montadores de Inchausti y para mí es un estupendo carpintero, así que le animé a ponerse por su cuenta. Cuando comenzó a buscar locales dio con este; a él no le encajaba para la carpintería que quería montar, pero pensó que para mí sería perfecto. Y desde luego así fue: el local me enamoró nada más verlo y enseguida le vi sus grandes posibilidades: su forma de cúpula, sus grandes dimensiones, sus espacios abiertos… Era la zona donde secaban la madera de una antigua carpintería, pero estaba destrozado. Me animé a realizar un show room, así que hice una gran reforma para acondicionarlo como estudio y ya llevamos dieciséis años aquí.

Tu showroom respira mucho estilo industrial, ¿te gusta ese estilo?

En esa época, en lugares como Italia y Cataluña se estilaban mucho los lofts industriales para montar estudios de decoración. Para mí, Cataluña es un gran referente en el sector del interiorismo; de hecho en un comienzo estuve tentado de instalarme en la ciudad condal, pero me salieron bastantes trabajos y los derroteros hicieron que me quedase aquí. También solíamos ir mucho a la feria de Italia y las zonas más “indi” o más “retro” estaban ubicadas en pabellones industriales; me encantaban ese tipo de espacios algo destartalados pero con grandes amplitudes y un encanto especial.

Tras visitar el estudio de Ricardo Vea, nos dirigimos al barrio de Amara para ver una vivienda que este interiorista reformó hace un par de años. Es sorprendente la transformación que ha logrado en su estructura y sus distribuciones, creando una atmósfera de lo más especial y acogedora en la que las composiciones, los materiales, la iluminación y la decoración conforman un juego magistral de sensaciones. 

Háblame del equipo que te acompaña…

Tengo a dos grandes personas que me hacen el trabajo mucho más fácil: una es Loli Echeverría, que lleva todo el tema administrativo, y también está Sylvia Mateos, una magnífica interiorista que fue un gran descubrimiento; ella viene del mundo del mueble y es muy buena creando espacios, distribuciones… ambas son un gran apoyo en mi trabajo.

¿Te consideras más un interiorista que un decorador?

Sí me considero interiorista antes que decorador. Como te he comentado antes, me atraía mucho el mundo de la arquitectura y creo que nuestro trabajo actual está más enfocado al concepto de la arquitectura que a la decoración propiamente dicha. Creo que nuestros trabajos ya tienen un plus importante por su propia composición antes de comenzar a enriquecerlos con la decoración.

O sea que en tu caso el propio continente ya dice mucho, más allá del contenido…

Creo que sí. Trabajamos muchísimo aspectos como los volúmenes, la composición, las distribuciones, la iluminación, los materiales… Me encanta crear formas curiosas, jugar con revestimientos, con la integración de armarios y de puertas para lograr una armonía especial. Trato de conseguir que cuando la obra ya está acabada, pero aún no está decorada, ya de por sí tenga una esencia especial. Que veas por ejemplo una vista cenital del proyecto y percibas un trabajo sugerente, que tenga un sentido. Recuerdo que tenía un profesor con una visión muy compositiva y que nos decía: “yo no quiero distribuciones pegadas a las paredes”; nos hacía trabajar mucho la composición y aprendimos muchísimo con él.

Veo por tu forma de expresarte que eres una persona muy entusiasta, ¿te consideras así?

Sí lo soy, me encanta mi trabajo y me gustan mucho los retos. Considero que el decorador interiorista es una parte fundamental en el desarrollo de una obra. Por esta zona hay muy buenos profesionales, pero muchas veces se confunden las figuras del decorador propiamente dicho y el interiorista. Nosotros, como decoradores interioristas, nos definimos como un gremio más de la obra. Ayudamos al cliente a plasmar las ideas en su espacio, controlando los costes con la mejor relación calidad precio y coordinando a un equipo de profesionales para que realicen bien el trabajo, de una forma ordenada, con calidad y cumpliendo en plazos.

¿Qué es más complicado abordar, una vivienda o un comercio?

En un comercio no solo es fundamental que quede bonito y atractivo al público; la distribución de espacios es esencial para que el negocio funcione y ello supone un plus de responsabilidad en nuestro trabajo. Hoy en día la gente tiene a su alcance tanta información de qué son las cosas bonitas y feas que es relativamente fácil dejar atractivo un espacio; lo difícil es abordar la composición para que la estrategia de comercio funcione. Cada aspecto, desde la colocación de la identidad corporativa o el logo hasta la funcionalidad de cada detalle, es fundamental. Los negocios deben funcionar y rendir; es muy importante la estrategia comercial.

Y que campo te gusta más abordar, ¿el comercial o el residencial?

El comercio suele ser un reto más desafiante por lo que te acabo de comentar, pero quizás es más gratificante el campo de la vivienda porque es más personal. Tenemos muchos clientes a los que les hemos realizado su vivienda y hemos terminado teniendo gran amistad con ellos, porque nosotros involucramos mucho al cliente; yo quiero verle su expresión cuando le enseño un material; él es la persona que lo va a vivir y a disfrutar, y queremos que el resultado sea exactamente lo que él quiere.

En vuestra web comentas que en vuestro trabajo hay que dejar fuera las imposiciones…

Por supuesto, el cliente siempre tiene la última palabra. Sí es verdad que algún cliente nos ha dicho “hay un estilo Ricardo Vea”; algo debe haber de nuestras pinceladas. Nuestro estilo se identifica más con la modernidad y la sobriedad, pero siempre nos adaptamos a los gustos del cliente intentando asesorarle de la mejor forma posible.

¿Te gusta el minimalismo en estado puro?

Me gusta entre comillas, porque sí es verdad que tiene muchos puntos interesantes a la hora de jugar con la composición y la iluminación, que son aspectos esenciales en mi forma de entender el interiorismo, pero conforman espacios más fríos y en mi opinión los espacios necesitan más vida; “la casa debe hablar de su dueño”. Opino que un espacio debe crearse para ser vivido y debe tener esa mezcla de objetos que tiene la vida misma de los clientes; deben ser espacios que no cansen y donde el cliente se siente contento durante muchos años. Precisamente esos clientes satisfechos son los que nos han traído muchos proyectos nuevos a nuestro estudio.

¿Uno de los elementos esenciales en tus proyectos?

Hay varios, pero uno es sin duda la iluminación. Este campo ha evolucionado de una forma increíble y sus posibilidades son riquísimas. El led como la gente lo conoce ha revolucionado el mundo de la decoración y de la arquitectura. Solo hay que ver la “magia” con la que se iluminan algunos edificios. La iluminación es capaz de lograr volúmenes con verdadero arte; el mundo de las tiras de led diminutas, que se pueden integrar en suelos y paredes, es un plus que puede enriquecer cualquier atmósfera. Una misma reforma con una buena o mala iluminación puede variar mucho y es un aspecto fundamental.

¿Os consideráis un estudio de tendencias?

No, las tendencias son ciclos que vuelven, porque ya está casi todo inventado. Nosotros no somos de seguir tendencias al pie de la letra; nos gustan las mezclas y configurar ambientes para vivir con comodidad y confort. Hay piezas de nuestros clientes que para ellos tienen valor, material o sentimental, y es una pena no conservarlas porque forman parte de su vida; siempre se les puede buscar un hueco, o a veces los reformamos para que se adapten a la nueva atmósfera… Yo creo que las tendencias en su sentido estricto terminan cansando, y es esencial que el cliente se sienta a gusto en su ambiente; hoy en día llevamos una vida muy acelerada y el hogar debe servir para adaptarse a su ritmo haciendo su vida más placentera.

¿Qué preguntas a un cliente antes de hacerle un proyecto?

Creo que acabaríamos antes si te digo lo que no pregunto (risas). Pregunto todo, siempre que no toquemos puntos demasiado “personales” por supuesto. Hay que ser audaz y preguntar para logar que el resultado final sea tal y como el cliente espera. Cuanta más información tenga, el trabajo se desarrollará mejor. Ten en cuenta que asesoramos al cliente en todo lo que le haga falta; le acompañamos en todo el proceso, desde el proyecto de interiorismo hasta el más mínimo detalle de la decoración si lo desea.

¿Qué te inspira?

Muchas cosas: la arquitectura, la naturaleza… nos gusta mucho trabajar con materiales nobles que confieren calidez al ambiente. Hay muchos muebles que diseñamos nosotros y la carpintería de Jesús Reboredo nos los crea. Jesús suele decirme: ¡¡Richard!!… el papel aguanta todo pero luego hay que hacerlo (risas). También me gustan los derivados de la madera y las cerámicas: este es otro campo que ha evolucionado una barbaridad, no solo en los materiales sino en las dimensiones; ahora puedes hacer una pared con cerámicas enormes, sin juntas, que parecen de piedra natural. Esas mezclas de materiales crean contrastes muy interesantes.

¿Algún arquitecto al que admires?

Nuestro logo es la escalera de Gaudi; con eso te digo todo. Lo considero el gran maestro, aunque hay otros arquitectos que me encanten… Norman Foster, por ejemplo.

Ricardo Vea Interiorismo ha realizado interesantes proyectos en algunos locales gastronómicos de San Sebastián, como las vinotecas Divinum y Syrah, ambas ubicadas en el barrio de Amara. En Divinum, la composición presenta una original superposición de cubos que conforman las diferentes distribuciones de la barra, la cocina y el espacio del comedor.

¿Piensas que la crisis ha influido en las tendencias decorativas?

Por supuesto, pero también de algún modo ha ayudado. Nos ha obligado a tener que estrujarnos mucho más el cerebro para logar que con presupuestos no muy elevados puedan salir cosas muy interesantes. No todo el mundo tiene mucho dinero para hacer una obra y debemos adaptarnos a todos los bolsillos.

¿Eres de arriesgar? ¿En colores por ejemplo?

En las tendencias actuales imperan los colores neutros y sosegados, pero la verdad es que sí que me gusta arriesgar y cuando un cliente me pide meter color en ciertas zonas de la casa lo agradezco. No solo con pintura; puede ser con revestimientos, con papeles… existen auténticas maravillas.

¿Los plazos te quitan el sueño?

No, porque afortunadamente cuento con gremios muy profesionales con los que tengo plena confianza y que me ayudan a cumplirlos. Lo que no hago nunca es prometer plazos que no puedo cumplir.

¿Es más difícil decorar un espacio pequeño que uno grande?

Sin duda…por ejemplo, cuando realizamos los proyectos de las vinotecas Divinum y Syrah, el Syrah nos llevó mucho más tiempo proyectarlo, porque aunque su espacio sea mucho más reducido debe cumplir las mismas funciones. En la vivienda ocurre lo mismo.

¿Qué opinas de los espacios sin barreras?

Para mí es algo fundamental a tener en cuenta, el concepto de la accesibilidad en la arquitectura es esencial.

Antes de despedirnos le pregunto a Ricardo cuál es su desconexión favorita. Me dice que el deporte; lleva muchísimos años practicando el hockey sobre hielo con el Txuri Urdin y es algo que le encanta.

¿Te queda algún sueño sin cumplir?

Me quedan muchos, creo que en la vida hay que estar siempre soñando. Me encantaría abordar un hotel y justo ayer me llamaron para un posible proyecto de una casa rural en Burgos; me ha hecho mucha ilusión que hayan pensado en mí.

Ojalá ese sueño de abordar un hotel se cumpla… ¡muchas gracias, Ricardo, y hasta pronto!

¡Hasta la siguiente publicación! ¡Estad atentos!

¡Nos vemos!

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