Uxoa Olaizola tiene preciosos recuerdos de su niñez… y se acuerda como si fuera ayer cuando ayudaba a su abuelo, Juan José Olaizola, en su entrañable rebotica de Zarautz, una pequeña farmacia que este hombre abrió en 1907. Era una de esas reboticas de antaño, donde no había casi medicamentos y casi todo se hacía en el laboratorio, pero sin química, tan solo con puro mimo artesanal. Era la vocación de servicio en pro de la salud que tenían grandes hombres como su abuelo, al que admiró desde niña y al que siempre admirará.
Uxoa Olaizola ya no es esa niña, sino la propietaria de Farmacia Olaizola, situada en José María Salaberría, 29. En el momento en que se puso al cargo de su propia farmacia, tuvo una idea muy clara: sería una farmacia, ante todo, con una gran vocación asistencial que siguiera los pasos de su abuelo.
Hoy por hoy, Uxoa es una mujer a la que le sigue apasionando su trabajo; viene todos los días a su farmacia en bicicleta, para encontrarse con sus clientes, y aconsejarles conforme a su filosofía farmacéutica: no tan química…a poder ser más natural. Ella es la tercera generación de una familia de farmacéuticos, no es de extrañar que siempre la haya encantado este campo profesional, desde luego que la vocación le viene de familia.