Tanto el mar como la tierra son una fuente inagotable de productos gastronómicos realmente exquisitos. Pero cuando se dejan mimar por el calor de una buena brasa y se preparan con el mejor “saber hacer” de la experiencia culinaria, el resultado podría definirse con una expresión de lo más coloquial: “para chuparse los dedos”.
Hoy nos dirigimos al restaurante La Rebotika; siempre he pensado que su nombre es de lo más original y especial… pero es que si probáis cualquiera de las sugerencias de su carta, ¡¡estas sí que son especiales!!; me imagino que a ello se debe el hecho de que tengan tantos clientes fieles que llenan sus mesas cada día… ¿Cuál será el secreto?
En La Rebotika, ubicada en la avenida de Zarauz nº 6 de San Sebastián, si pruebas recetas tan deliciosas como su “singular” tortilla de patata , su Pintxo Arzak o su variedad de arroces solo puedes tener una idea en mente… “volveré pronto para disfrutarlos de nuevo”. Aquí vamos a conocer a Laura Matesanz, su propietaria. Esta mujer, con grandes dosis de simpatía y muchas inquietudes por aprender cosas nuevas, descubrió hace ya varios años una tecnología de preparación de alimentos que la dejó totalmente fascinada por las grandes posibilidades que brinda. Nos referimos a una cocina con brasas desarrollada por una firma pionera en equipamientos para este tipo de técnica en cocina.
Es indudable que el arte culinario de las brasas forma parte intrínseca de la cultura gastronómica tradicional vasca. Pero la tecnología por la que apuesta La Rebotika ha dado un gran paso en innovación, desarrollando un equipamiento de vanguardia que funciona únicamente con carbón vegetal y que permite enriquecer los alimentos potenciando toda su esencia de la forma más natural. En La Rebotika no encontrarás glutamatos ni salsas añadidas… porque cuando el sabor tiene el máximo nivel de calidad no le hace falta añadir nada más.
¿Cuál es el ingrediente principal de La Rebotika? El sabor inconfundible de la mejor materia prima de nuestros productores locales cocinada a la brasa y con mucho… muchísimo cariño. Una filosofía culinaria que podemos degustar en este acogedor restaurante y que es capaz de dejar en el paladar de quien lo prueba un sabor inconfundible. ¿Lo probamos?