HOTEL SAN PRUDENTZIO

Hotel San Prudentzio
   Barrio San Prudentzio, 4. Getaria
  943 140 411
  info@hotelsanprudentzio.com
  www.hotelsanprudentzio.com

Imagina estar en una preciosa habitación con vistas a los viñedos de txakoli de Getaria. Mira hacia la ventana o sal a la terraza, y contempla ese genuino “ratón de piedra” que tiene esa localidad costera… con su faro alumbrando el horizonte. A mí me viene a la mente esa famosísima película “una habitación con vistas” de James Ivory, que tanto éxito tuvo en su día.

¿Pero qué tiene que ver esa película inglesa con el escenario de este reportaje, el hotel San Prudentzio de Getaria? Más bien poco… La actriz Elena Bonham Carter, que protagonizó esa película, nunca se ha alojado en las habitaciones de este hotel con encanto, ¡¡con mucho encanto!!… ni tampoco ha disfrutado de sus deliciosos desayunos en su preciosa terraza.

Ahora bien, las vistas de este hotel, ubicado en Barrio San Prudentzio, 4 de Getaria sí que son de película. En este precioso alojamiento nos esperan sus propietarias, las hermanas Ainhoa y Nerea Lazkano Agirre, para contarnos una bonita historia. Una “película” que nos habla de abuelos, de padres, de hijos y de nietos y que se remonta a los años sesenta. ¡¡Estáis todos invitados!!

Entrevista: Gemma Garbizu
Fotografía: Fernando Cortés
Coordinación: Laura Manjarrés
Edición y postproducción: Filtro Creativo

Estando con vosotras en este acogedor hotel… pienso en la cantidad de personas y de historias de las que habrán sido testigos estas paredes, ¿no Ainhoa?

Estas paredes precisamente no, porque hace siete años hicimos una reforma integral de todo el edificio, pero desde luego que este hotel sí, de hecho tenemos los libros de registro del año sesenta y cinco, y ya en esa época venían muchos huéspedes, incluso extranjeros. Por aquellos tiempos esto era un hostal, con un restaurante regentado por mis abuelos, Patxi y Agustina.

Pues vayamos al comienzo de la historia…cuéntame Nerea.

Mis abuelos vivían en un caserío familiar al lado de este hotel. Ellos no tenían cultura de empresarios pero mi padre me contaba que mi abuela era una mujer muy hospitalaria, siempre acogían en su caserío a viajeros que estaban de paso, invitándoles a comer y a dormir en su casa.

¿Y cómo así se embarcaron en la aventura de construir un hostal?

Mis abuelos tenían unos terrenos y veían que no había mucha oferta de alojamientos para toda esa gente que venía a visitar la zona. Zarautz era un pueblo importante de veraneo, y mucha gente acudía a esta localidad y sus alrededores atraída por la gastronomía y la belleza del paisaje. Así que mi abuelo pensó: con una mujer tan hospitalaria, seguro que abrir un hostal puede ser una buena idea (Nerea y Ainhoa sonríen con cierta nostalgia).

Pero imagino que ese hostal no tenía nada que ver con lo que es ahora el Hotel San Prudentzio…

No tenía nada que ver, de extensión era como ahora pero la estructura era totalmente diferente. Tenía doce habitaciones y baño compartido, por aquella época los alojamientos no tenían baños en las habitaciones, pero era un hostal moderno para la época, especial por su diseño. También tenía un restaurante que funcionaba muy bien, tanto con los huéspedes como con personas que venían a comer o a celebrar acontecimientos familiares.

Seguro que vosotras habéis mamado el ambiente de ese hostal desde pequeñitas…

Mucho más que eso, Ainhoa y yo vivíamos en el hostal junto con mis abuelos, mis padres y dos tíos (un hermano y una hermana de mi padre). Nuestra habitación era la número nueve, las de mis padres la 10… Nosotras hemos convivido desde niñas con los huéspedes que se alojaban en el hostal, era un alojamiento muy familiar y tenemos recuerdos muy bonitos.

Ainhoa y Nerea con su Madre, Begoña, que les sigue ayudando en el hotel.

Me imagino, Ainhoa, que seguís en contacto con muchos de esos huéspedes…

Por supuesto. En verano solían venir los mismos clientes año tras año para pasar largas estancias con nosotros, era gente que venía de Bilbao o de Francia, pero también de lugares lejanos como Canadá. Mis padres, cuando ya cogieron las riendas del negocio junto con una hermana y un hermano de mi padre, trabajaban muchísimo y en verano les resultaba complicado tener tiempo libre para poder hacer planes familiares. Recuerdo que esa familia de Canadá nos llevaba de excursión con ellos y con sus hijos.

¿Y muchos de esos huéspedes siguen viniendo, Nerea?

Muchos sí. Te diré que la familia de Canadá ha reservado ocho habitaciones para el mes de mayo porque vienen a celebrar sus bodas de plata con familiares de su país. Un matrimonio de Francia también celebró el año pasado sus bodas de oro y se alojaron aquí, ella ya venía al antiguo hostal cuando era soltera en los años sesenta. Otros huéspedes con los que mantenemos mucha relación son un matrimonio de Barcelona, mi hermana y yo hemos estado en su casa y ella nos ha diseñado el logotipo del hotel. La verdad es que desde pequeñas vivimos la relación con los huéspedes con mucha naturalidad y tenemos maravillosos recuerdos.

¿Siempre habéis trabajado en el negocio familiar, Ainhoa?

No, yo estudié Humanidades y Empresa en Deusto y trabajé varios años en la universidad y también en Debegesa, una sociedad de desarrollo comarcal. Mi hermana estudio restauración y ha trabajado en sectores relacionados con éste, pero tampoco trabajaba aquí. No obstante, los fines de semana solíamos venir a ayudar a mis padres.

¿Y cuándo se produjo el relevo generacional?

Fue hace siete años. Mis padres decidieron jubilarse y nosotras nos pusimos al frente del negocio. Cuando llegó el momento, algo teníamos claro: no queríamos mantener el mismo planteamiento que tenían mis padres cuando estaban al frente del hotel, queríamos poder disponer de más tiempo para dedicarlo a nuestra familia, disfrutar de nuestro trabajo pero también del tiempo libre.

¿Y cuál era vuestro planteamiento?

Nosotras queríamos crear un pequeño hotel con encanto, muy familiar, para que nuestros huéspedes pudieran sentirse como en casa. Pedimos las licencias y nos pusimos manos a la obra, reformamos el edifico por completo, y hace cuatro años inauguramos lo que hoy se conoce como el Hotel San Prudentzio. La verdad es que estamos muy contentas con el resultado, nos gusta mucho lo que hacemos y notar que la gente se siente a gusto es muy satisfactorio, además creo que nuestra experiencia anterior a nivel profesional nos ha venido muy bien para acometer el nuevo proyecto.

Dime Nerea, cómo definirías vuestro hotel…

El Hotel San Prudentzio está ubicado en un bonito paraje rodeado de los viñedos de Getaria. Se trata de un entorno privilegiado y queríamos que ese encanto también se respirara en el propio hotel. Nos gusta mucho el tema de la decoración y, durante estos cuatro años de nueva andadura, mi hermana y yo hemos puesto todo nuestro mimo, ilusión y esfuerzo para crear una atmósfera muy agradable y acogedora, cuidando todos los detalles para lograr un hotel con “alma”, tranquilo, de confianza y con un buen servicio donde nuestros clientes de sientan muy a gusto.

 Veo que cuidáis muchísimo todos los detalles…

Por supuesto, creemos que la calidad del servicio se mide hasta en el más mínimo detalle. Cuando inauguramos el nuevo hotel, a nuestros padres les daba pena abandonar totalmente la idea del restaurante, y decidimos abrir un pequeño espacio donde servíamos pinchos y cazuelitas también para gente que no se alojaba en el hotel. Pero los fines de semana se llenaba de gente, y aquello era incompatible con nuestra filosofía de crear un ambiente tranquilo y relajado para nuestros huéspedes. Por ello abandonamos esa idea y decidimos centrarnos en el hotel.

Nerea delante de fotografías familiares… valiosos recuerdos que recogen gratas vivencias por parte de diferentes generaciones.

Pero ahora los huéspedes también pueden comer o cenar en el hotel…

Efectivamente, con la idea de que los clientes se sintiesen como en casa, hace ya un tiempo creamos “el Txoko Gourmet” un espacio self service donde los huéspedes pueden degustar platos y productos de calidad de nuestra zona a cualquier hora del día. Este espacio funciona como una sociedad, los clientes cogen lo que quieren y lo apuntan. Tienen para escoger una oferta de productos de mucha calidad, pueden ser de nuestra huerta y también traídos por productores locales de la zona. Pueden disfrutarlo en las zonas comunes o bien subirlo a su habitación y tomarlo por ejemplo en su terraza: desde unas anchoas de Getaria con tomate de la huerta o unas alcachofas con jamón hasta un gin tonic… Este txoko les da mucha libertad a nuestros huéspedes que no tienen que reservar nada de antemano en el hotel, si les apetece comer o cena aquí estupendo…

Tenéis estancias muy amplias y agradables, con mucha personalidad…

Algunos clientes nos han comentado que hubiéramos podido hacer más habitaciones, que el edificio es muy grande. Pero nosotras hemos preferido dotar de mucha amplitud a los espacios comunes para que la gente se sienta muy confortable en los diferentes rincones del hotel. Desde la zona de la chimenea, hasta la del comedor o la terraza…a cada espacio le hemos querido conferir su propia esencia para que los huéspedes lo disfruten en los diferentes momentos del día.

Y ya que habéis mencionado las habitaciones, hablarme de ellas…

El hotel cuenta con diez habitaciones, todas ellas con grandes ventanales y preciosas vistas. La mayoría de las habitaciones tienen terraza, y por supuesto todas están equipadas con baño completo, televisión, calefacción y conexión wifi gratuita. A nivel de decoración, cada habitación es diferente, tiene su propia personalidad.

Una de las estancias está totalmente equipada para personas con movilidad reducida, y disponemos de ascensor para acceder a ellas.

Una de las cosas que valoran mucho las personas que os visitan son los desayunos, ¿les dais mucha importancia?

El desayuno es uno de los momentos más importantes del día, nos encantan y, cuando hace buen tiempo, se pueden degustar en la terraza con vistas al “Ratón de Getaria”, un auténtico placer. Por eso ponemos mucho cariño a la hora de prepararlos todos los días, desplegando una amplia variedad de tartas y productos dulces caseros, bien elaborados en el hotel o bien traídos de las mejores casas de repostería. También hay embutidos ibéricos, revueltos y tortillas hechas en el momento, una amplia selección de frutas, zumos naturales, macedonias… Además cuidamos mucho la presentación y ofrecemos un horario bastante amplio para que lo puedan disfrutar.

El hotel está decorado con mucho gusto, no falta un detalle en cada rincón, ¿ha sido idea vuestra?

La verdad es que nos gusta mucho la decoración, y siempre estamos incorporando cosas nuevas en los diferentes espacios del hotel. Los clientes que vienen todos los años suelen notar los cambios y les gusta. En lo relativo a la decoración, contamos con la colaboración de Maialen y Ana Larrañaga, de “Maialen decoración” de Zarautz, también hemos ido adquiriendo mobiliario en diferentes sitios y hemos restaurado algunos muebles antiguos que teníamos. Tenemos una relación muy buena con Maialen y le hemos consultado muchas ideas que hemos ido teniendo a lo largo de esos años, sin su apoyo profesional quizás no nos hubiésemos atrevido a desarrollar algunas de ellas.

¿Quiénes son vuestros huéspedes?

No tenemos un tipo de público definido, pero todos nuestros huéspedes suelen venir en busca de un espacio tranquilo en un bello entorno natural. Durante la temporada de invierno suele venir un público más cercano, personas que desean hacer una “escapadita”. Pero a partir de Semana Santa viene gente de todas las partes del mundo: franceses, japoneses, rusos, americanos… vienen atraídos por la gastronomía y el encanto de este enclave. Hay que tener en cuenta que Getaria ha hecho una apuesta muy importante por la gastronomía, teniendo una maravillosa oferta de restaurantes de alto nivel siendo tan solo una localidad de 2.400 habitantes. También suelen venir personas por motivos de trabajo, prefieren alojarse aquí que en una cadena hotelera, por ejemplo.

¿Estáis contentas con el nivel de ocupación?

Muy contentas, desde Semana Santa hasta finales de octubre tenemos prácticamente completo todos los días. Y el resto del año solemos tener una buena ocupación. Hay que tener en cuenta que la ubicación del hotel es privilegiada, estando a cinco minutos del centro de Getaria, a diez minutos de Zarautz, a treinta de San Sebastián y a una hora de Bilbao y Vitoria.

¿Y en Navidades? ¿También recibís a mucha gente?

En Navidades también vienen muchas personas, pero los días festivos tenemos el hotel cerrado para poder pasar esas fechas en familia. Antes también abríamos los festivos, recuerdo una vez que trajimos una televisión al salón y celebramos todos juntos, con nuestros huéspedes, las campanadas… son recuerdos muy entrañables.

También habéis tenido servicio de bodas, ¿no?

Hasta el año pasado se celebraban bodas, los novios contrataban un catering y lo servíamos en una carpa que colocábamos en el exterior, donde cabían unas doscientas personas. Pero decidimos no seguir ofreciendo este servicio ya que éste es un entorno tranquilo y además suponía mucho trastorno en el funcionamiento del establecimiento.

¿Pensáis que vuestros hijos continuarán vuestro camino en un futuro?

Nunca se sabe, pero no te imaginas lo que disfrutan jugando a los “hoteleros”… (Nerea y Ainhoa se parten de risa imitándoles).

¿Y vuestros padres siguen ayudándoos en el hotel?

¡¡Y tanto!! Mi padre, José Luis, es el primero en llegar todos los días a la cocina. A las siete menos cuarto de la mañana ya está con el delantal puesto preparando la tortilla de patatas. Mi madre, Begoña, nos ayuda a colocar las mesas y cuidar las plantas, y mi tía, María Jesús, nos ayuda con los desayunos…el hotel les da vida. Mi tío Juan Mari, que también trabajaba en el antiguo hostal, falleció hace años.

¿Y os lleváis bien las hermanas?

No coincidimos en el trabajo ya que nos turnamos para poder conciliar nuestra labor profesional con nuestra vida familiar, así que nos llevamos ¡¡muy bien!! (se ríen). No, ahora en serio, nos compenetramos y nos complementamos perfectamente y tomamos todas las decisiones juntas.

Y también trabajáis con bonos regalo… ¿en qué consisten?

También ofrecemos a nuestros huéspedes diferentes bonos que se pueden personalizar en base a sus preferencias. El alojamiento y el desayuno en nuestro hotel puede complementarse con diferentes alternativas, como visitar una típica bodega familiar de txakoli, desconectar por unas horas en un agradable Spa de Zarautz o deleitarse con una degustación de deliciosos pintxos en pleno casco histórico de Getaria.

Ainhoa, en un momento de la entrevista, nos trae un álbum que les hicieron como recuerdo de la inauguración. Fue un regalo que les hizo Maite, la mujer de John Toshack, el que fue entrenador de la real Sociedad y, ante nuestra sorpresa, nos comenta que Toshack era un gran cliente y amigo del antiguo hostal, en varias ocasiones ayudó a su padre a vendimiar la uva para elaborar su txakoli.

Qué bonito detalle este álbum…seguro que de vez en cuando os encanta mirar sus fotos.

Nos hizo mucha ilusión, Toshack y su mujer, Maite, son muy buenos amigos. Tanto es así que vinieron el día de la inauguración, aunque la anécdota es que ese día había partido de la Real, y en el momento que empezó el partido Toshack desapareció para pegarse a una tele en la que poder verlo, ¡¡algo totalmente comprensible!!

¿Pero también tenéis Txakoli de producción propia?

Sí, mi padre sigue encargándose de podar las vides, y una bodega nos realiza el txakoli con nuestra uva. Las botellas que se producen las servimos solo en el hotel y también se las suelen llevar algunos huéspedes. Toshack siempre decía que nuestro txakoli y las patatas chips que hacía nuestro Aita eran los mejores del mundo (sonríen).

La verdad es que no sabemos si esas patatas chips son las mejores del mundo…. aunque seguro que son fantásticas. Lo que sí sabemos es el alto reconocimiento que tiene el Hotel San Prudentzio entre sus huéspedes. Es un reconocimiento a muchos años de ilusión, dedicación y gusto por las cosas bien hechas a lo largo de tres generaciones. Ya hay una cuarta generación, los niños de Nerea y Ainhoa, a quien podrán dejar el testigo en un futuro, y en quien se ven reflejadas estas dos hermanas…cuando ellas también fueron niñas y jugaban a las muñecas en este bonito lugar.

Ha sido un placer… y el desayuno que nos habéis dado, ¡¡sin palabras!!

HOTEL SAN PRUDENTZIO

¡Hasta la siguiente publicación! ¡Estad atentos!

¡Nos vemos!

2 Comentarios
  • Josetxo Arratibel Fuentes
    Posted at 19:01h, 10 marzo Responder

    Tengo la suerte de conocer,este maravilloso espacio,y el privilegio,de haber compartido buenos momentos,con Ainhoa,Nerea,y su encantadora família.
    Enhorabuena poe el reportaje,porque transmite fielmente,la ESENCIA,del hotel Sam Prudentzio,donde las personas,son lo más importante.

    • muselines
      Posted at 21:18h, 10 marzo Responder

      Muchas gracias Josetxo por tu comentario, nos alegramos de que te haya gustado el reportaje.

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